Comunicado – «Two more tumors» de Diego Fernández

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INTRODUCCIÓN

Acto I (1995)

DF, pintor de variados recursos, suerte de artista de performance y de la multiplicidad, se caracteriza por cuestionar y satirizar lo real desde un estado de emergencia permanente, desde una lógica de la extrañeza y de la distorsión, desde lo perverso, lo precario y lo pobre, donde la vivencia de lo cotidiano, su leitmotiv, es un eje a ser desmitificado. Su trabajo se caracteriza por el uso de materiales encontrados, reciclados, de fácil acceso; su acción –editar y transformar astutamente lo encontrado, haciendo de lo frágil y perecedero algo potente y lleno de sentido– permeando estas operaciones con una actitud reflexiva, crítica, humorística, profundamente desafiante y espontánea, donde el contexto de Chile (y también El Norte Malo) quedan siempre en déficit. Mediante armonías subterráneas, líricas y dialécticas –a menudo por la vía de opuestos conceptuales– apunta a un tipo de belleza que ridiculiza lo idílico y desmiente lo bucólico. Descarga potente contra el absurdo del American Way. Grito anárquico y metalero contra un sistema individualista.

Acto II (1997)

DF, uno de los tres directores de Galería Chilena, la mítica galería nómade que ocupó diversos lugares de la ciudad de Santiago (especie de banda de rock sin domicilio y en gira permanente) activando derivas para sus artistas, en búsqueda de lugares para una exhibición recíprocamente nutritiva y así, la instauración local de un mercado para el arte. Su innovadora política fue la gestión independiente y las ampliaciones, tanto de nuestro circuito como de la propia idea de los lugares posibles para su establecimiento, combinando elementos PYME y recursos de merchandising para la promoción y el autobombo.

Práctica artística contemporánea, post-utópica y marginal (formateada por el sistema bajo el nombre de Artist Run Space) que combinó astutamente su trabajo curatorial (“a la inversa, sin una teoría por ilustrar”, abogando por una mayor visibilidad para los artistas) con un cuerpo de obra, editorial y experimental, en el que se mezclaban música, video, mixes bastardos y contaminaciones interdisciplinarias, en un ejercicio permanente de trabajo colectivo/colaborativo.

GCH es ahora una marca construida y registrada, una reflexión, desde el arte y la vida, sobre Chile y sobre Latinoamérica; sobre las estéticas de la sobrevivencia (un rasgo característico de esta zona del mundo) que parte del humor como mecanismo para un análisis crítico de diversos estereotipos y mitos de la región; en síntesis: particular universo metafórico local, eficaz modelo tercermundista y empresa adaptable a cualquier situación mediante un original y ubicuo despliegue de ingenio, coraje y voluntad.

Acto III (2005)

DF, una de tres mentes tras Instituto Divorciado, nueva iniciativa artística colaborativa, mega-banda que desarrolla un trabajo de “exposiciones de concepto” (en clave de serie B) y que se autodefine como “un grupo flexible de tres o más artistas, pensadores y por el estilo, decididamente puestos a la concepción, diseño e implementación de eventos de arte pseudo-efímeros y su discusión”. Su nombre propone un distanciamiento –si se quiere, un divorcio– dado por una inversión de términos referida a la situación geográfica, conceptual y operativa de sus actividades, y al origen generacional de sus inventores: criados en dictadura, formados en transición, migrados al País del Norte y convertidos desde entonces en observadores distantes del cambio estético y político ocurrido en Chile, a la par con la diseminación planetaria de la identificación con un modelo de consumo rayano en la autoflagelación. ID, un ejercicio que combina obras de arte, curatoría, actividad editorial, acciones y la instauración de una colección de arte propia, creando en cada una de sus apariciones espacios abiertos a la participación popular y, de vez en cuando, un festín ritual a ser devorado en comunidad.

Luis Alarcón & Ana María Saavedra

Galería Metropolitana

PAC, Santiago de Chile, noviembre 2009